Lo que nunca debió haber sucedido (privado)

Osea estaba cansado de todo, este colegio como que me estaba afixiando, quería volver a Varsovia totalmente mucho mas bella que Paris. En fin, lo mejor será domir y ya veré que hago mañana. Me cambie de ropa y me puse mi camisón de tirantes que me había regalado Eli.

Mi camisoncito tenía lazos de sesa en los tirantes para atarlos, un hermoso encaje blanco que me llegaba un poco por encima de las rodillas y una braguita blanca para dormir. Osea ¿no era la princesita mas pura y virginal de reino? totalmente no podía ser mancillada por nadie solo por Dios si acaso.

Separé mis suaves sábanas de seda y me dispuse a dormir...

Ya no aguantaba mas quería irme de aquí si Feliks no me hablaba era mi fin, era mi mejor amigo, mi unico lo mas importante en mi vida.... ¿que me pasaba porque no puedo dejar de pensar en él? ¡Mierda si incluso estoy delante de su cuarto!

Ya no aguanto mas necesito hablar con él, aclarar de una vez estos sentimientos que me estan matando por dentro, quiero verle.

Habrí la puerta de un portazo y me lo encontré en su cama, estaba dormido. Era lo mas bello y puro que había visto nunca, entre las sábanas yacía la princesita a la que no habían tocado jamás ni besado tampoco. Quería hacercarme a ella y tocarla no me importaba nada más...

Con discrepción me posicioné sobre ella, sin que se diera cuenta para que no pudiese huir.

Como que ya había caido dormido, estaba soñando con un hermoso prado lleno de unicornios totalmente lindo, Toris tambien estaba y como que era muy hermoso porque llevaba totalmente un traje como de principe azul, osea y por supuesto la princesa tenía que ser totalmente yo. Toris se hacercaba y me tendía la mano, y como que yo se la cogía y entonces él se hacercaba y me rodeaba por la cintura pero como que a mi me dió algo de miedo porque su cara se hacercó demasiado a la mía como que para hacerme algo de mayores seguro....

_ Ahhhhhhhhhhhhhhhh _ di un grito y me desperté.

_ Ahhhhhhhhhhhhhhhhhh_ ¡Toris estaba como que encima mía! y como que me daba mucho miedo. _ Osea... lacayo ¿que quieres? totalmente me has asustado.

Pero que hermoso era cuando estaba durmiendo su cara sonrojada, sus cabellos de oro y su piel suave dejando ver entre el camison algo mas de la cuenta... ¿En serio Feliks era un chico? no me importaba, era hermoso, era puro, era todo lo que amaba.

Se despertó sobresaltado al verme, parecía tener algo de miedo, aquella timidez acentuaba mas su belleza.

_ Perdona... ¿te he asustado? _ ¿por qué estaba tan nervioso? solo iba a disculparme por lo de esta mañana nada mas ¿nada mas? volví a mirarle. ¡Toris en que estás pensando!

_ Feliks, lo siento, yo solo quería pedirte perdon ¡jamás debí pegarte! _ acaricié su mejilla, era tan suave, ¿como había podido comerter un acto tan salvaje contra algo tan hermoso?

_ Perdonamé por favor_ le susurré al odio, avergonzado.

Me incorporé un poco hasta quedar sentado enfrente suyo. Escuché como embelesado las palabras de mi amigo, totalmente se me estaba disculpado. Osea ¿por qué me siento mal? osea es triste, me duele me hace daño las palabras de Toris, porque como que yo tambien tengo algo de culpa, siempre estoy molestandole y él es tan bueno y amable conmigo, siempre cumple mis caprichos de princesa. Tal vez no sea una princesa porque como que las princesas son como buenas y yo soy alguien malo porque hago daño a Toris.

Me sobresalté por su caricia, osea ya me había acariciado otras veces pero aquello era difirente, mi corazón como que latía demasiado fuerte y me dolía. no pude más y deposité mi cabeza en su hombro, necesitaba el refugio de Toris como otras veces como cuando eramos niños y él me cuidaba.

Me susurró al oido "lo siento" sentí el aliento contra mi piel herizandose en un escalofrío.

_ Osea Toris, no tienes que disculparte... yo... totalmente... _ Las lagrimas se amontonaron en mis ojos.

_ no soy una princesa nunca lo seré.

Feliks se había refugiado en mi hombro, me produjo una gran ternura, como cuando eramos niños y él se ocultaba para que no le viera llorar. Sentí como su cuerpecillo temblaba.

_ ¿Tienes frío? _ Le abracé contra mí para darle calor, ¡Era tan ligero! sus brazos finos estaban frios por culpa de ese camisón y su piel sera tan suave al tacto... ahora era yo el que temblaba aspirando el aroma de sus cabellos tan suaves y finos. No quería soltarle nunca, era mi niño, mi princesa y de nadie mas.

Escuché su voz como un susurro ahogado, ¿estaba tratando de disculparse? era la primera vez que lo hacía y entonces dijo que no era una princesa.

Lo separé de mi para verle el rosto. Sus hermosos ojos verdes como los campos de nuestro pais estaban innundados de lágrimas que caían por sus megillas sonrojadas por la verguenza. Mi corazón latió mas deprisa.

_ Feliks, tu siempre serás una princesa, eres lo más bello que he visto nunca, no importa, nada importa de lo que me hagas porque siempre estaré a tu lado. Lo sabes, nunca te dejaré aunque me odies, aunque no quieras estar a mi lado, para mi siempre serás lo más importante.

Le alcé el rostro para limpiarte las lágrimas. _ ¿Me permitirá la princesa seguir siendo su lacayo?

No pude evitar temblar más cuando Toris me estrechó contra su cuerpo, osea Toris había crecido, ya no era un niño debilucho de antaño, ahora se había convertido en un joven apuesto, y viril sin perder la hermosura de sus facciones delicadas. Me sentí como tan protegido y tan avergonzado por mis pensamientos. Nunca había pensado en Toris como hombre, osea yo le amaba, siempre le había amado, desde niños, desde antes incluso de conocernos sabía que estabamos totalmente destinados a encontrarnos, pero verle ahora en lo que se había convertido me daba miedo porque eso iba en contra de Dios, solo podía amar a Dios de esa forma, mis pensamientos eran sucios y pecaminosos, quería huir pero a la vez permancer entre los brazos de Toris para siempre.

Me apartó de él, por un momento como que sentí la angustia de no volverle a abrazar nunca más como cuando nos separaron esos malditos austriacos y rusos totalmente me lo había arrebatado de mi lado. Pero escuché sus palabras, eran palabras de amor, como de mayores de aquellas que se dicen a la persona que mas quieres. Toris me propetía estar siempre a mi lado osea eso era lo único que quería.

_ Toris, no quiero que seas mi lacayo, osea tu eres como mi principe totalmente yo tu princesa ¿por favor tu tambien quieres ser mi principe? _ Le supliqué con la mirada.

Abrí mucho los ojos ¿su principe? ¿Feliks quería que fuese su principe? siempre me había tratado como su lacayo, el escudero que debía proteger a la princesa, a la espera de que apareciese aquel principe de cuento que la rescatase y la hiciese feliz como en los cuentos de hadas que le leía de niños y que tanto le gustaban a mi amigo.

El hecho de que me aceptase como su principe significaba que me amaba, mas a que a nadie, yo tambien le amaba.

_ Claro Feliks, no importa lo que sea te amo, siempre te he amado. _ No creo que esa declaración hicera falta entre nosotros ambos lo sabíamos, juntos por siempre, habíamos alcazando una comunicación en donde no hacía falta las vanas palabras para demostrarlo.

Le estreché muy fuerte contra mi pecho, queriendo hacerlo mio, necesitaba hacerlo mio, pero ir mas allá es algo que jamás me habría atrevido a pensar, y ahora me horrorizaba.

Volví a separale tomandolo ahora en brazos y llendo hacia la ventana, la noche caía y solo se podían observar algunas estrellas. Bajandolo me situé delante de él cogiendole de las manos.

_ ¿Querrá la princesa sellar nuestro compromiso?

Totalmente cuando me ví aprisionado entre los brazos de Toris sentí como mucho miedo, osea sabía perfectamente que Toris jamás iba ha hacerme ningún daño pero ¿que era lo que realmente yo deseaba?

Cuando me cargó hacia la ventana creí que se había vuelto un perturvado mental y que iba a intentar lanzarme los tres pisos a bajo, pero al parecer en el ultimo instante como que cambió de idea. Me había dicho que me amaba.

_ Yo como que tambien te amo, totalmente eres mi unico troll entre todos los trolls que pueblan Mordor. _ Le susurré timidamente sonrojandome intensamente por ello.

Ahora solo quedaba sellar nuestro compromiso, pero totalmente no sabía como hacerlo.

_ Toris, yo no sé que hacer ahora...._ Los dos estabamos de pie cogidos de las manos al borde de ventanal a un paso de nuestro suicidio.

Que inocente era Feliks, le acarcié las manos que aún tenía sujetas y me incliné un poco para quedar a la altura de su rostro.

_ ¿te acuerdas del cuento de la princesa? _ Era su favorito_ La princesa tenía un beso, pero solo podía darselo al principe, era muy importante para ella ya que solo podía dar un unico y primer beso, por eso tenía que ser a él nada mas.

Puse un dedo en sus labios y se los acaricié, eran pequeños, muy rojos y jamás habían sido tocados por nadie. Deseaba esos labios a toda costa.

_ ¿ Me dará la princesa su primer beso?